Nuestra Historia

El Puente NYC

El Puente fue fundado en 1982 por Luis Garden Acosta, quien convocó a líderes de iglesias, artistas, educadores, proveedores de salud y otros activistas comunitarios para detener la ola de violencia en la comunidad de Williamsburg, Brooklyn, en el sur de la ciudad. En un período de doce meses (julio de 1979 a junio de 1980) de una población de poco más de 30,000 personas, 48 jóvenes -prácticamente un adolescente cada semana- fueron asesinados en lo que los medios de comunicación calificaron como la “capital de las pandillas adolescentes de la ciudad de Nueva York”.

En más de tres décadas, El Puente ha logrado numerosas iniciativas de avanzada al tiempo que fue pionero en un modelo nacional para el desarrollo juvenil dentro del contexto del desarrollo comunitario general. Basado en un enfoque holístico para el desarrollo de liderazgo para los jóvenes y sus familias, El Puente une los mundos de la salud, la educación y las artes con activismo y empoderamiento comunitario. El enfoque central de El Puente, “ver, juzgar y actuar”, adoptado del movimiento de Jóvenes Trabajadores Cristianos, así como del legado del Partido de Young Lords, ha impulsado un movimiento de derechos humanos que ha inspirado a los miembros y sus familias a liderar campañas e iniciativas comunitarias que incluyen:

  • Organizar la comunidad para disolver las pandillas juveniles y detener la violencia callejera.
  • La fundación de la Alianza Comunitaria para el Medio Ambiente (CAFE, por sus siglas en inglés), en asociación con UJO y NYPRG, la cual detuvo el desarrollo de un incinerador ya legislado de 55 pisos en Williamsburg (NY).

El Puente-Enlace Latino de Acción Climática (El Puente-ELAC)
El Puente-ELAC surge como un programa de El Puente de Williamsburg en Nueva York y nace de la visión de Luis Garden Acosta de vincular las luchas sociales de las comunidades puertorriqueñas en la diáspora y en Puerto Rico. En 2013, Luis logra un primer encuentro en Puerto Rico con más de 200 líderes locales para discutir el contexto actual y la posibilidad de crear un programa en la Isla. Esta reunión marcó el inicio de lo que hoy es el programa de El Puente-Enlace Latino de Acción Climática, bajo el liderato de su primer director David Ortiz. Desde el comienzo, la organización ha contado con un amplio consejo asesor que incluye personas dedicadas a distintas áreas del quehacer social como la educación, las ciencias, las artes, el desarrollo comunitario y el activismo, entre otras. El Consejo ha sido clave en ayudar a identificar prioridades de trabajo y establecer una red amplia de colaboradores. Sus miembros también han contribuido con su tiempo y esfuerzo voluntario a la realización de un sinnúmero de actividades. Desde muy temprano, el Puente-ELAC ha tenido como misión “inspirar y nutrir líderes por la paz y la justicia, y fomentar la participación ciudadana para la mitigación y adaptación al cambio climático”.

En 2015, la organización elaboró su plan estratégico y estableció que la visión del Programa sería “enlazar comunidades, grupos e individuos líderes capacitados para enfrentar el cambio climático, promoviendo la seguridad, la salud integral y los valores culturales de autodeterminación, sustentabilidad, justicia social y paz”. Reconocemos que el impacto global de la crisis climática, así como la relación política, económica y cultural entre Puerto Rico y los Estados Unidos hacen necesarias iniciativas que promuevan el diálogo y la transformación social desde un espíritu de solidaridad y colaboración entre grupos e individuos en y fuera de Puerto Rico. Trabajamos de manera creativa y colectiva bajo una ética de respeto, horizontalidad, inclusividad y autogestión comunitaria, valorando la diversidad y la integración de múltiples saberes.

Hoy día, El Puente-ELAC cuenta con un equipo de trabajo comprometido, dedicado al desarrollo de la organización y al bienestar social. A nuestro lado, un nutrido conjunto de individuos, organizaciones comunitarias e instituciones sociales continúan acompañándonos para llevar a cabo acciones concretas dentro de nuestras tres áreas principales de trabajo: movilización, educación y política pública. La primera acción contundente que realizamos fue la Caminata ante el Cambio Climático, el 30 de abril de 2016. Esta caminata fue la primera en celebrarse en el Caribe para concientizar acerca del impacto del calentamiento global, así como de posibles estrategias para combatirlo. Este evento incluye mesas informativas y actividades educativas para toda la familia.

Otra iniciativa que también comenzó en estos tiempos, gracias al liderato y entrega de dos miembros de nuestro Consejo, Jackie (Jacqueline Torres) y la hermana Lissie (Lissette Avilés), es el semanario radial Cuidando la Creación, el cual se ha transmitido ininterrumpidamente por las estaciones Radio Paz y Radio Oro.  Otros programas que hemos desarrollado son: Agricultura Urbana y Conciencia Ambiental, donde utilizamos huertos escolares para fomentar la alfabetización ambiental; Noches de Cine Verde, en los cuales se presentan filmes ambientales y luego se discuten con la audiencia; y Talleres de Empoderamiento, que le ofrecen un espacio a las comunidades para adquirir nuevas destrezas e información acerca de temas de su interés.

Ante las más recientes emergencias que han azotado a Puerto Rico, hemos tenido la oportunidad de contribuir con la creación de modelos innovadores de ayuda rápida y capacitación para enfrentar futuros desastres. Luego de los huracanes Irma y María en noviembre de 2017, asistimos a las comunidades repartiendo artículos de primera necesidad y lámparas solares. De esta experiencia surgió un programa de instalación de sistemas fotovoltaicos comunitarios, Oasis Energéticos, diseñados para proveer energía solar a centros comunitarios en vecindarios pobres del país. De manera similar, luego de los sismos ocurridos en enero de 2020, inauguramos un proyecto llamado Puente pa’l Sur. En colaboración con las redes de aliados que hemos cultivado a través de los años, dicha iniciativa busca proveer asistencia, capacitación y acompañamiento a comunidades afectadas por los terremotos, ayudándoles en la elaboración de un plan de acción desde donde organizarse y resolver asuntos que les aquejan.

Inspirando y nutriendo a líderes para la paz y la justicia.

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